El sol ya salió. ¿Y tú?

Hace unos días, en una conversación casual, escuché a alguien decir: “Cuando salga el sol, empiezo a hacer deporte. Además, necesito un outfit nuevo; el que tengo está demasiado viejo y desgastado”.
Esa frase sonó inocente, casi simpática. Pero lo más inquietante no fue lo que dijo, sino cuándo lo dijo. Hace cinco años.

Y sí, el sol ha salido miles de veces desde entonces.

Este tipo de narrativa personal —la del “cuando pase X, haré Y”— es más común de lo que creemos. No solo en la vida cotidiana, sino, sobre todo, en el ámbito profesional. “El próximo año me certifico”. “Cuando la empresa esté más estable, pediré ese ascenso”. “Ahora que despidieron al supervisor, es mi momento… porque lo merezco”.

Pero ¿merecerlo es suficiente?

La historia laboral moderna está llena de personas que esperaron el momento perfecto, la señal divina, la estabilidad económica, el visto bueno del jefe ideal, o incluso la crisis de otro para actuar. Mientras tanto, el mundo siguió girando. Las oportunidades se redistribuyeron. Los valientes —no necesariamente los más preparados— tomaron lo que otros dejaron en pausa.

No se trata de negar la importancia de la preparación, la planificación o la estrategia. Pero hay una línea muy delgada entre ser prudente y usar la prudencia como excusa para no arriesgar. Y esa línea, con frecuencia, la traza el miedo.

El miedo al fracaso, claro. Pero también al éxito. Al qué dirán. A que te vean como ambicioso en un entorno que premia la falsa humildad. A que te exijan más si demuestras que puedes dar más. A que, al levantar la mano, te respondan con una mirada incómoda y un “ahora no es el momento”.

Lo irónico es que, en muchos casos, ese “ahora no” nunca se convierte en “ahora sí”. Porque el sistema, tal como está diseñado, rara vez invita a los empleados a reclamar lo que creen merecer. Por el contrario, espera que lo hagan callar. Que se conformen. Que esperen a que alguien los descubra, los elogie, los promueva… sin haber dicho una palabra.

Pero la realidad empírica —esa que no se discute en reuniones de cultura organizacional, sino en los resultados concretos— nos dice algo distinto: el progreso profesional no es un premio por la paciencia, sino una consecuencia de la acción deliberada.

No se trata de ser agresivo, ni de pisotear a nadie. Se trata de entender que si no pides, no obtienes. Si no te posicionas, te ignoran. Si no demuestras valor más allá de tus tareas asignadas, seguirás siendo un recurso operativo, no un actor estratégico.

Y sí, a veces eso implica incomodar. A veces implica romper con la narrativa del “buen empleado” que no molesta, que no cuestiona, que espera en silencio su turno. Pero ese “buen empleado” rara vez llega a donde quiere. Porque el mercado no recompensa la espera. Recompensa la iniciativa.

Peor aún: muchas veces nos escondemos tras frases como “quiero equilibrio” o “no quiero quemarme” no porque realmente lo creamos, sino porque es una forma socialmente aceptable de justificar la inacción. Como si el equilibrio fuera incompatible con la ambición, o como si el esfuerzo genuino fuera sinónimo de autodestrucción.

La verdad —sin adjetivos incómodos— es que el progreso requiere incomodidad. Requiere decir lo que piensas, aunque tiemble la voz. Requiere invertir en ti mismo cuando nadie más lo hará. Requiere fallar, ajustar, insistir.

Y sobre todo, requiere dejar de esperar a que el clima mejore para ponerte en movimiento.

Porque el sol ya salió. Hace rato.

Quizás lo que necesitas no es un outfit nuevo, sino coraje. No un ascenso, sino una conversación difícil. No más tiempo, sino más decisión.

El mundo profesional no está diseñado para quienes esperan. Está diseñado para quienes actúan.

Así que, antes de que pasen otros cinco años diciéndote “cuando…”, pregúntate: ¿qué estoy posponiendo hoy que me impedirá celebrar mañana?

Y luego, actúa.

#CarreraProfesional #DesarrolloPersonal #LiderazgoSinMáscaras #DecisiónSobreEspera #Iniciativa #MercadoLaboral #ResponsabilidadPersonal #ActitudProfesional

Deja tu comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

0 Comentarios

Suscríbete

Sígueme