Convivir con profesionales que no hacen bien su trabajo (y de quienes dependes para avanzar)

En el mundo profesional, uno de los mayores retos no siempre es la complejidad técnica de un proyecto ni la falta de recursos, sino la necesidad de depender de otros profesionales que no cumplen con los estándares de calidad o compromiso esperados.

Todos, en algún momento, hemos tenido que trabajar junto a colegas cuya falta de organización, responsabilidad o conocimientos ha afectado el avance de nuestros propios objetivos. Cuando eso sucede, surgen emociones naturales: frustración, desmotivación e incluso el deseo de buscar culpables. Sin embargo, como en toda situación difícil, hay un aprendizaje detrás.

¿Cómo actuar cuando tu avance depende de alguien que no hace bien su parte?

1. Priorizar la comunicación asertiva:
Antes de juzgar, intenta entender. ¿Está esa persona desbordada? ¿Faltan procesos claros? ¿Es un tema de actitud o de habilidades? Preguntar, ofrecer ayuda o plantear alternativas puede abrir caminos inesperados.

2. Documentar todo:
Cuando las dependencias afectan tus entregables, es fundamental dejar constancia escrita de los avances, bloqueos y responsabilidades. No como un acto de defensa personal, sino como una práctica profesional para dar visibilidad a los hechos.

3. Gestionar expectativas:
Aprender a ser realista sobre lo que puedes controlar y lo que no. Ajustar plazos, recalcular rutas críticas y, cuando sea necesario, proponer cambios en la asignación de tareas o recursos.

4. Enfocarte en tu excelencia:
Aunque el contexto no sea ideal, tu trabajo y tu actitud son tu carta de presentación. Mantener la calidad, el profesionalismo y la resiliencia dice más de ti que cualquier circunstancia adversa.

5. Buscar apoyos estratégicos:
Cuando un problema persiste, escalarlo de manera respetuosa puede ser necesario. No se trata de señalar culpables, sino de proteger el éxito del proyecto y de los equipos que sí están comprometidos.

Conclusión

En el día a día, convivir con profesionales que no cumplen adecuadamente su rol es una realidad que nadie puede evitar del todo. Pero sí podemos decidir cómo enfrentarlo: con madurez, inteligencia emocional y enfoque en el objetivo mayor.
Porque al final del día, no solo se mide lo que logramos, sino también cómo elegimos construirlo.

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