¿Dar gracias por hacer lo que se supone que debes hacer?

Dar gracias es un acto de buena educación, sin duda. Pero hay una línea delgada entre ser cordial y reforzar una cultura que aplaude lo mínimo.

Estoy de acuerdo con el respeto, con la empatía, con reconocer cuando alguien se esfuerza más allá de lo esperado.
Pero no estoy de acuerdo con agradecerle a alguien simplemente por hacer su trabajo.
Porque hacer lo que te corresponde no es un mérito, es un compromiso.

Cuando empezamos a felicitar a todos por cumplir lo básico, corremos el riesgo de diluir el verdadero valor del reconocimiento.
El agradecimiento se convierte en moneda de cambio sin sentido, y pierde fuerza cuando realmente alguien se destaca.

Reconocer el esfuerzo extra, la excelencia, la actitud, el compromiso verdadero… eso sí es valioso.
Pero agradecerle a alguien por hacer lo mínimo, solo por no fallar, es confundir educación con complacencia.

Cuidemos nuestros estándares. Valoremos lo que realmente merece ser valorado.

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