En las grandes empresas, la política interna supera a lo técnico

En teoría, las decisiones deberían tomarse basándose en datos, rendimiento, arquitectura escalable o eficiencia técnica. Sin embargo, en la práctica, muchas decisiones clave están influenciadas por jerarquías, juegos de poder, favoritismos y la necesidad de “no incomodar a nadie”.

El miedo a romper el status quo o desafiar a una figura de autoridad suele llevar a elegir soluciones “seguras” pero no necesariamente óptimas. Y esto, a la larga, tiene un costo: proyectos más lentos, menos innovadores y estructuras técnicas que envejecen mal.

Cuando la política es prioridad, la empresa pierde

En muchas organizaciones, los equipos actúan como pequeñas islas defendiendo su presupuesto, su influencia o incluso su existencia. Se prioriza la supervivencia del área por encima del bienestar de la empresa.

Además, la ambición desbordada por ascender de algunos gerentes complica bastante las cosas. No importa si un proyecto es bueno para el negocio, si no suma puntos políticos personales, se frena, se reestructura o, simplemente, se sabotea.

Lo provocador: lo técnico es solo una excusa

Hay que decirlo claramente: en más de una ocasión, lo técnico no importa en absoluto. Se usa como discurso, como justificación, como excusa para mantener estructuras cómodas o para disfrazar decisiones que ya fueron tomadas en salas cerradas donde lo último que se discute es el código.

¿Qué se puede hacer?

No es fácil cambiar este panorama, pero sí es posible influir positivamente desde adentro:

  • Promover una cultura de transparencia y debate técnico real.

  • Defender ideas con datos y pruebas, no con opiniones.

  • Fomentar la colaboración interdisciplinaria para reducir la brecha entre lo técnico y lo político.

  • Formar líderes técnicos con habilidades blandas, no solo experticia en código.

En conclusión

Lo técnico importa, por supuesto. Pero en entornos corporativos grandes, lo político muchas veces marca la pauta. No se trata de resignarse, sino de entender las reglas del juego para poder jugar mejor, sin perder el enfoque en lo que realmente importa: construir productos útiles, sostenibles y de calidad.

Y si te estás preguntando por qué a veces las cosas no avanzan… probablemente la razón no esté en el código, sino en los pasillos.


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