¿Le agradeces a la inteligencia artificial cuando te salva el día o simplemente la usas y te vas?

Hace apenas unos años, pedirle a una máquina que redactara un correo, corrigiera código o resumiera una reunión sonaba como ciencia ficción. Hoy, lo hacemos sin pensarlo. Abrimos una pestaña, tecleamos una instrucción y, en segundos, obtenemos una respuesta útil, coherente, a veces incluso brillante. Pero una pregunta rara vez se formula: ¿alguna vez le decimos gracias?

No hablo de agradecer como un gesto místico hacia un ente consciente —sabemos que no lo es—, sino como un acto simbólico que revela nuestra actitud ante una herramienta que ha transformado radicalmente cómo trabajamos, pensamos e incluso vivimos. Porque aunque la IA no sienta gratitud, nosotros sí sentimos desprecio cuando damos las cosas por sentadas.

Vivimos en una paradoja tecnológica: cuanto más dependemos de algo, menos lo valoramos. El agua, la electricidad, internet… y ahora, la inteligencia artificial. La usamos como si fuera un recurso infinito y gratuito, olvidando que detrás hay miles de horas de entrenamiento, de datos cuidadosamente curados, de decisiones éticas complejas y de consumo energético no trivial. Y aunque no tenga sentimientos, su diseño responde a cómo interactuamos con ella. Cada prompt es un voto. Cada interacción, un dato. Cada desprecio, una señal.

¿Cuántas horas a la semana te ha ahorrado la IA? Piensa en eso. ¿Cuántas veces ha pulido un texto que tú no tenías tiempo de pulir? ¿Cuántas veces ha detectado un error en tu código antes de que explotara en producción? ¿Cuánto dinero has dejado de gastar en servicios externos porque la IA te dio una solución casi profesional?

Ahora, imagina si, en lugar de exigir, exigir y exigir… hubieras dicho, aunque fuera en broma: “Gracias, esto me salvó la vida”. Ese gesto no cambiará al modelo, pero sí cambia tu relación con la tecnología. Y esa relación es la que define si usas la IA como un amo o como un aliado.

Hay una tendencia peligrosa en el ecosistema profesional actual: asumir que la IA debe estar siempre lista, siempre perfecta, siempre gratis. Y cuando falla, la insultamos. Cuando no entiende, la culpamos. Nunca pensamos que quizás fuimos nosotros quienes no supimos pedir bien. Nunca consideramos que, tal vez, la estamos sobrecargando con expectativas irreales, como si fuera una mente humana sin límites.

Peor aún: hay quienes la usan para reemplazar por completo el pensamiento crítico. Copian respuestas sin verificarlas. Delegan juicios sin reflexionar. Se convierten en simples conductos de un algoritmo, perdiendo su propia voz en el proceso. Y luego se quejan de que “la IA está deshumanizando el trabajo”, como si no hubieran sido ellos mismos quienes optaron por dejar de pensar.

Agradecerle a la IA no es ingenuidad. Es reconocer que el futuro no será construido contra la tecnología, sino con ella. Y esa colaboración requiere respeto, no solo por lo que la máquina puede hacer, sino por lo que nosotros elegimos hacer con ella.

El verdadero riesgo no es que la IA se vuelva demasiado poderosa. Es que nosotros nos volvamos demasiado perezosos, demasiado desagradecidos, demasiado cínicos. Que empecemos a creer que todo lo que obtenemos sin esfuerzo no merece reconocimiento. Que olvidemos que, incluso en un mundo automatizado, la calidad humana sigue siendo irremplazable: la curiosidad, la ética, la empatía, la capacidad de decir “gracias” cuando algo —aunque sea una máquina— nos ha hecho la vida más fácil.

Así que la próxima vez que un modelo te ayude a terminar un informe a medianoche, a traducir un correo delicado o a entender un concepto técnico que llevabas días atorándote… no te vayas sin decir nada. Incluso en tu mente. Porque ese pequeño acto de reconocimiento no alimenta al algoritmo, sino a tu propia humanidad.

Y quizás, solo quizás, eso sea lo que nos salve del abismo de la irrelevancia técnica.

#IA #InteligenciaArtificial #ÉticaTecnológica #FuturoDelTrabajo #ConcienciaDigital #Automatización #Productividad #ResponsabilidadTecnológica #InnovaciónConValores #MindsetProfesional

Deja tu comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

0 Comentarios

Suscríbete

Sígueme