¿Motivación en redes o acción en la vida real?
Hace unos días vi un video en Instagram de alguien que compartía una frase sobre “romper límites” mientras estaba sentado en una terraza tomando un café caro, con buena iluminación y fondo musical inspirador. La foto tenía más de 80 mil likes. Al día siguiente, ese mismo perfil publicó otra historia: “No sé por dónde empezar… siento que no avanzo”.
¿Te suena familiar?
Compartimos frases como “el éxito no es un destino, es un estilo de vida” o “si lo puedes soñar, lo puedes lograr”, pero seguimos postergando el primer paso, el verdadero. No se trata de juzgar a nadie, sino de cuestionar esta desconexión entre lo que proyectamos y lo que hacemos. Porque hay una gran diferencia entre sentirse motivado y tomar decisiones que duelen, que exigen, que implican riesgo.
Tomemos un ejemplo claro: Juan, emprendedor de 32 años, lleva cinco años diciendo que va a lanzar su marca de ropa sostenible. Publica constantemente frases como “la innovación cambia el mundo” y comparte videos de conferencias de Elon Musk. Pero cuando le preguntas: ¿Ya tienes prototipos?, ¿ya buscaste proveedores?, ¿ya hiciste un plan financiero?, la respuesta siempre es la misma: “Estoy en proceso, necesito más inspiración”. Cinco años después, sigue en “proceso”, pero su armario está lleno de camisetas de otras marcas.
Ahora, comparemos con Lucía. A los 28, sin seguidores ni cámaras profesionales, comenzó a vender bolsas tejidas a mano en ferias locales. No tenía frases épicas en sus historias, solo mostraba el avance semanal: un taller nuevo, una colaboración con artesanas, una tienda física alquilada con dinero ahorrado durante dos años. Hoy, su marca exporta a tres países. Nunca usó la palabra “éxito” en sus redes. Solo trabajó.
La pregunta no es si eres capaz, porque lo eres. La pregunta es: ¿qué estás haciendo hoy que ayer no hiciste? ¿O te limitas a compartir citas de personas que ya lograron lo que tú solo dices querer?
El miedo no desaparece porque pongas una frase bonita en tu biografía. El miedo se enfrenta con acciones pequeñas, diarias, incómodas. Con decir “hoy hago la llamada que me da pánico”, con abrir el documento en blanco aunque no tengas ganas, con aceptar que fracasarás algunas veces, pero que eso no te convierte en un fracaso.
No necesitas más inspiración. Necesitas más disciplina. Necesitas dejar de fingir ante ti mismo que estás construyendo algo mientras solo consumes contenido de otros que sí actúan.
Tu tiempo no se recupera. Cada minuto que pasas curando tu ego con likes es un minuto menos para construir algo real. Y no, no tienes que tener todo resuelto desde el inicio. Pero sí necesitas empezar. Ahora. No mañana, no cuando te sientas “listo”.
Porque el mundo no premia a quienes hablan de grandes ideas. Premia a quienes las ejecutan.
Y si no estás listo para eso, tal vez deberías dejar de fingir que lo estás.
#AcciónSobrePalabras #DisciplinaDiaria #EmprendimientoReal #SalirDeLaZonaDeConfort #TrabajoConstante
Deja tu comentario
Su dirección de correo electrónico no será publicada.
0 Comentarios