
Y tú, ¿activas la cámara en las reuniones online?
Desde que el trabajo remoto se volvió la norma para muchos, las reuniones virtuales se han convertido en parte esencial de nuestro día a día. Y con ellas, una pregunta cada vez más frecuente: ¿deberíamos activar la cámara?
Algunos lo hacen por cortesía, otros por política de empresa, mientras que hay quienes prefieren mantenerla apagada por comodidad, privacidad o simplemente porque no creen que sea necesario. Pero… ¿realmente importa?
La cámara como puente humano
Activar la cámara puede parecer un detalle menor, pero tiene un impacto más profundo del que imaginamos:
✅ Fomenta la conexión humana: ver las expresiones, las reacciones y el lenguaje corporal ayuda a que la comunicación sea más clara y empática.
✅ Aumenta la participación: cuando nos sentimos “presentes”, es más probable que estemos atentos y contribuyamos a la conversación.
✅ Rompe la monotonía del trabajo remoto: ver a los colegas, aunque sea por unos minutos, puede hacer la diferencia entre un día impersonal y uno más humano.
Pero también hay que entender…
No siempre es fácil encender la cámara:
🔸 Algunas personas trabajan desde espacios no ideales.
🔸 Otras pueden sentirse incómodas siendo vistas constantemente.
🔸 Y en algunos casos, simplemente no hace falta: una reunión rápida de seguimiento o una sesión técnica tal vez no lo requiere.
Entonces, ¿cuál es el equilibrio?
Quizá no se trata de exigir cámaras encendidas o apagadas, sino de crear una cultura de confianza y empatía, donde cada quien sienta que puede mostrarse, o no, según las circunstancias. La clave está en acordar expectativas claras y en tener la apertura para entender las razones del otro.
Y tú, ¿activas la cámara en las reuniones online?
¿Crees que hace una diferencia en la colaboración?
🗣 Me encantaría leer tu experiencia en los comentarios. ¿Cómo lo manejan en tu equipo?
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